Los gazapos llegaron a mi vida muy por casualidad. De vez en cuando, los más veteranos de la redacción de Gran Vía, 32 rompían el tedio de algunas tardes desempolvando viejas cintas abiertas llenas de «gambazos» de compañeros y ex compañeros. No recuerdo muy bien por qué me dio por coger ese testigo y cuando fue cuando a Joseba se le encendió aquella bombilla: ¿daría para cinco minutos el día 1 de enero y reírnos y desengrasar un poquito? Pues sí…

