BIOGRAFÍA

Al despuntar la mañana, tras una noche serena y en fecha ya muy lejana,

nací en La Pola de Lena, hermosa villa asturiana

Esas líneas no son mías. Pertenecen a la obra del insigne escritor y dramaturgo Vital Aza y figuran desde tiempo inmemorial en una placa en la fachada de su casa natal ante la que he de pasar cuando, estando de visita en la Pola de Lena que nos vio nacer a los dos, en épocas obviamente muy diferentes, quiero ir a cualquier otro sitio.

Soy de esos tipos con suerte. Con suerte de poder haber dedicado mi vida a lo que siempre soñé. Con suerte de tener una familia delante y detrás que ha podido brindarme la opción de estudiar y formarme para ello sin que nada me faltase. Con suerte de poder aterrizar en el mundo laboral en las mejores empresas y con los mejores compañeros de viaje.

Supongo que algo tendré que servir para ello porque ya son dieciocho años, una mayoría de edad, comunicando a través, sobre todo, de ese medio único, mágico e irresistible que es la Radio.

Nací el 12 de marzo de 1979 en Oviedo, porque tenía que nacer en algún sitio y mis padres decidieron aguantar tras romper mi madre aguas hasta la Maternidad del viejo Hospital Central de Asturias. La versión oficial es y será siempre que estaban de visita en casa de mi abuela Aurora en La Argañosa.

Siempre viví en La Pola, donde también estudié. Primaria, antes E.G.B., en el Colegio «Vital Aza». Secudaria, antes B.U.P. y C.O.U. en el Instituto «Benedicto Nieto». El tiempo libre, siempre ocupado. Cantando en coros, el parroquial, el «Santa Cristina» y «La Flor»; jugando, o intentándolo, al Fútbol en las categorías inferiores colegiales de la Sociedad Deportiva Lenense, el equipo de mi vida.

Con catorce años entré a formar parte del taller de Radio de Juvelena, la Casa de la Juventud del concejo, y ahí lo mío por ese medio se convirtió en algo para siempre.

A los dieciséis me tuve que trasladar a Salamanca para cursar los estudios de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia. Allí vinieron muchas de mis primeras veces y allí empezó otra vez mi vida, lejos de La Pola, a la que desde entonces sólo voy ya de visita, pero que siempre va conmigo. Y no es sólo por seguir teniendo allí a mi familia (y por muchos años), sino también porque creo que es de esos lugares que necesita de la mirada y de la acción de sus hijos emigrantes para que nadie olvide que ser de allí, vivir allí o pasar por allí es algo maravilloso.